Soy de Vigo, a una hora y media de Santiago de Compostela. Aunque todos los accidentes son iguales mientras haya un solo muerto, en cuanto a pena, espanto-miedo y preocupación, me paro a mencionar esta tragedia, por lo cercano que me queda. Un/a familiar o un/a amigo/a podría haber estado ahí con bastante probabilidad.
Mi solidaridad con las víctimas (familiares de fallecidos, familiares de heridos y heridos) y mi pena por los fallecidos. Y necesidad de que se invierta en prevenir tragedias para evitar sufrirlas y para no requerir la solidaridad de los momentos, días, semanas, meses... después de que ocurran. Frases así se repiten una y otra vez y pienso que sin pausa alguna en medio mundo, y sinceramente, eso no es una buena señal... Solo implica que hay muchas tragedias cada mes que pasa.
Y como tras el 11-S, el 11-M, el avión de Spanair en Barajas, el 7-J de Londres, la sensación de que cualquier vida puede acabarse sin envejecer o muchas veces incluso sin crecer, me hace pensar que hay que disfrutar y no obsesionarse más que en pedir juicios justos y explicaciones y lograr así, ir reduciendo a la mínima expresión, la incertidumbre y el miedo de quienes usamos transporte público. Porque pese a las indicaciones previas a los amerizajes de emergencia, lo hay siempre, en una u otra medida. Pensemos en controlar lo que es controlable y dejar la mala fortuna para el caso de rayos y centellas, meteoritos, manchas solares... Exijamos seguridad vial, aérea, marítima...
Un elevadísimo % de tragedias de este estilo eran totalmente evitables... Y eso es lo que más dolor puede llegar a producir a cualquiera.
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